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Columnistas
29/08/2016

Otra vez a tapar la realidad

Otra vez a tapar la realidad  | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

El gobierno nacional “saltea” la política, opina el autor de la nota. Dice que intenta minimizar o invisibilizar el descontento popular y que cuando es evidente responsabiliza al kirchnerismo. “Allí donde había política, quieren que veamos corrupción”, reflexiona.

Gonzalo Carbajal *

@zalet

En el cierre de la Marcha de la Resistencia Agustín Rossi dijo que el gobierno nacional acusa al kirchnerismo de alentar la protesta social para tapar las denuncias mediático-judiciales de corrupción, cuando es exactamente al revés. En un déjà vu la tapa de Clarín del viernes pasado nos recuerda aquel aviso que decía que, para un diario, la realidad “se puede tapar”.

Es que la en la calle hay agitación, hay movimiento, hay incertidumbre Y cuando eso se conjuga cuando una consigna logra interpelar ese sentimiento popular, se hace notorio. Ahí ya no se puede tapar, entonces hay que desviar la atención y para eso nada mejor (pareciera) que las denuncias de corrupción.

Para quienes hacen esta interpretación no está en juego dar marcha atrás con las medidas. No existe “plan B”, es decir no hay tal cosa como la política. Existe la economía, como un espacio delimitado dentro del que hay que moverse y que se gobierna según reglas que no se discuten, algo así como una “ley natural” que emana de algún lugar y nos marca la ruta.

Frases como "la energía estaba barata", "el dólar estaba atrasado", “íbamos a ser Venezuela” aparecen en el discurso de dirigentes o líderes de opinión, luego las reproducen otras personas. Son afirmaciones contundentes. Verdades reveladas. Se transforman en memes que actúan como ordenadores del sentido común. Luego, cuando la realidad golpea, todavía hay quienes siguen dudando de su propia realidad y aún cuando no tienen cómo pagar la factura de la electricidad, repiten “pero estaba muy barata”. Los responsables del tarifazo se defienden: no son ellos, es que “hay que reducir el déficit, si no aumentan las tarifas reduciremos obra pública”. Y así podríamos seguir.

En la ecuación se saltean un término, justamente el que caracterizó a los años kirchneristas: la política. Aquella que todos reconocen que volvió un 25 de mayo de 2003. Y la manera en que lo hacen es con una operación doble: intentan minimizar o directamente invisibilizar cualquier manifestación de descontento popular, y cuando es inevitable mostrarla se hace bajo la acusación de que detrás de cada una está el kirchnerismo agitando para tapar las denuncias por la supuesta corrupción del período 2003-2015. Allí donde había política, quieren que veamos corrupción.

Por eso hace bien Agustín Rossi en denunciar que el desfile de denunciadorestiene como fin ocultar lo que sucede en las ciudades, en las calles, en las casas, en los pueblos, en las fábricas. Y sabe que esa parte de su discurso "nunca será transmitida", porque a los que hacen esas operaciones les molesta que los dejen en evidencia. Como les molestó que, desde el momento de asumir, Néstor Kirchner se empeñara en mostrar que la verdad era relativa, que dependía del lugar en que uno eligiera pararse

“...iniciar un nuevo tiempo que nos encuentre codo a codo en la lucha por lograr el progreso y la inclusión social. Poniendo en una bisagra la historia, con mis verdades relativas, en las que creo profundamente pero que sé que se deben integrar con las de ustedes para producir frutos genuinos…”. Néstor Kirchner. Discurso de asunción ante la Asamblea Legislativa, 25 de mayo de 2003.

Lo que no se ve también existe

Detrás de las operaciones de ocultamiento se encuentra la connivencia entre el gobierno de Macri y las empresas dueñas de los medios de comunicación más grandes, pero para verla hace falta bucear, ir por debajo del agua o reunir informaciones dispersas.

Esta semana se difundió el monto de la pauta publicitaria que el gobierno nacional otorgó desde el 10 de diciembre. Para conocerlo tuvo que mediar un pedido de informe que hizo la Comisión de Libertad de Expresión de la Cámara de Diputados. Una de las novedades es que el Grupo Clarín, sumando todos sus medios, recibió en lo que va del mandato de Macri 144 millones de pesos, casi el 18% del total pautado por el gobierno. Un dinero.

Como recibió muchas críticas por esa distribución, al día siguiente el gobierno difundió un reglamento con el que pretende regular el otorgamiento de la Publicidad Oficial. Según se lee, para recibir pauta será obligatorio para las radios y canales de TV tener “Licencia, autorización o habilitación” (Art. 11 inc. c). Como en tantos otros rubros, también en este es evidente que el gobierno legisla en favor de los poderosos, los pequeños medios locales que aún no obtuvieron sus licencias quedarán relegados.

Pero hay otras cosas que no son tan fáciles para ver y mucho menos para calcular cuánto representan en pesos contantes y sonantes:

●    Al transformar a la TV por Cable en una actividad de telecomunicaciones le permite llegar a todo el país con una sola licencia y sin topes por cantidad de localidades, abonados o porción de mercado, sin límites a la propiedad cruzada de plataformas de distribución y contenidos, ni restricciones a la inversión extranjera.

●    Al pasar de una sola prórroga en la duración de las licencias, a prórrogas ilimitadas le asegura en la práctica la explotación de por vida de las frecuencias de radio y televisión abierta.

●    Al restringir por 3 años la competencia por parte de las empresas telefónicas para dar TV paga establece una “barrera de entrada” para que se fortalezca Cablevisión. Lo mismo sucede al mantener detenido desde diciembre el otorgamiento de nuevas licencias para TV por cable y el registro de nuevas áreas de servicio.

●    Al dar de baja el Fútbol para Todos e intervenir en la vida interna de la AFA prepara el terreno del negocio nuevamente por las empresas de TV paga.

●    Al eliminar el artículo 161 de la LSCA le permitió al ENACOM archivar el plan de desinversión que implicaba desprenderse de varias unidades de negocios.

●    Al autorizar la compra de Nextel por parte de Cablevisión, operación que estaba cuestionada por el gobierno anterior, le permite acceder al “cuádruple play” lo que intentará forzando a la autoridad a aprobarle el uso de espectro radioeléctrico que no está atribuido para ese uso.

¿Alguien tiene idea de cuánto representa para el grupo que Macri haya modificado la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (LSCA) por decreto? La mayoría de estas oportunidades que “se le abren” al Grupo son consecuencia de aquel DNU 267/2015 del que ya hemos hablado y nadie podría poner un número para semejantes negocios.

¿Quién dijo que ya no hay wines?

La complicidad mediática para tapar el desastre social producto de las políticas recesivas que se aplican desde el 10 de diciembre se puede explicar por la brutal transferencia de recursos que hace el gobierno. En esa política de toma y daca ambas partes ganan mucho. “Win win” (ganamos todos) dicen los CEOs.

Leemos a diario que hubo un gobierno que se robó todo y ahora vino un gobierno que intenta ordenar el desastre que le dejaron. Explicar los problemas presentes negando la intervención de la política necesariamente requiere que se la sustituya por otro término y ahí aparece “la corrupción”.

A los grandes medios les viene bien ese papel de denunciadores, Jorge Lanata vive de eso, también Luis Majul. Pero como garantiza visibilidad resulta muy tentador para políticos ávidos de figuración.

Margarita Stolbizer ha construido toda una trayectoria en ese rol. En busca de aparecer entre los personajes del año de la Revista Gente o recibir el premio al MVP por el Grupo Clarín, se ha convertido en toda una experta en reciclar artículos periodísticos para ofrecerlos en el mercado. Esta semana tocará el techo con las manos: Mauricio Macri la recibirá para que le entregue su flamante libro sobre la corrupción de los K.

Sin grandes hitos que destacar en su trayectoria política, baila al ritmo que los grandes medios le proponen. Trajina estudios de TV, mesas de entrada de juzgados federales y  conferencias de prensa. Quizá ese sea su mérito. Durante años sostenida por un sistema que sabe que lo mejor que puede hacer es pasar desapercibido y utilizar voceros de la política que defiendan sus intereses.

Como los “topos”, esos agentes que se mantienen dormidos hasta que por necesidad se los "despierta", parece que a Marga le llegó la hora. Su lugar en la política comienza a quedar claro. Win win.

Con este mecanismo que tapa los desastres de la política por vía de la supuesta corrupción, Macri gana tiempo. Tiempo para que el salario caiga y el capital recupere su tasa de ganancia. Tiempo para que vengan grandes capitales de EE.UU. a comprar a precio de remate empresas argentinas. Tiempo para que los exportadores de productos agrícolas recuperen la brutal rentabilidad de la que gozaron por décadas.

La negación de la política es un relato posible. Pero hay otro, el que el kirchnerismo intenta defender frente a la andanada de golpes que recibe desde el oficialismo, los medios, y hasta de la “oposición responsable”. Aquel que estaba escondido en los mares del sury que una serie de afortunadas circunstancias permitió que se hiciera realidad. En él los términos juegan otro papel. La política es la respuesta a todo.



(*) Coordinador general del Consejo Asesor del Sistema Argentino de Televisión Digital Terrestre.
29/07/2016

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