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21/05/2017

“Forjar Patria”: la prensa en 1810

“Forjar Patria”: la prensa en 1810 | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

La guerra por la Independencia de América también se libró a través de las palabras. Sin haberse conformado aún el ámbito de la opinión pública, los papeles impresos de aquellos años no se plantearon ni tuvieron independencia respecto a la política.

María Beatriz Gentile *

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El conflicto por la independencia de América se libró sustancialmente con las armas pero también a través de la prensa.

Los periódicos surgidos en los primeros años del siglo XIX, que adhirieron a la causa por la emancipación colonial, tuvieron objetivos bien definidos: ser órganos de difusión de las acciones emprendidas por las Primeras Juntas de gobierno, confrontar en el terreno de las ideas con los defensores del antiguo régimen y movilizar a una sociedad que no parecía estar muy dispuesta a romper sus vínculos con la madre patria.

Sin haberse conformado aún el ámbito de la opinión pública, los papeles impresos de aquellos años no se plantearon ni tuvieron independencia respecto a la política; y casi todos sus redactores ocuparon cargos en los nuevos poderes instituidos.

Las gacetas fueronla voz oficial de estos gobiernos. En el Río de la Plata el 2 de junio de 1810, la Primera Junta emitía la orden de creación de la “Gaceta de Buenos Aires” y dejaba su redacción en manos del secretario de la misma, el abogado Mariano Moreno. Durante sus once años de existencia fue una mezcla de boletín oficial y órgano partidista. Los cambios en su dirección expusieron los vaivenes de una coyuntura cruzada por la guerra y por la reconquista española, y en tan sólo dos años pasó por cinco redactores de distintas tendencias. Mariano Moreno fue sustituido en diciembre de 1810 por Gregorio Funes -más tarde miembro y director de la Junta Grande-  que entregaría la dirección a Pedro José Agrelo. Este último, partidario de acelerar la ruptura con España, debió renunciar en 1811 ante la presión del Cabildo de Buenos Aires que veía prematura una definición de ese tipo. El responsable del diario sería ahora Vicente Pazos Silva, de tendencia más moderada pero que aún así no contaba con un total apoyo.

Si la disputa entre insurgentes y leales a la corona se generalizaba, la propia autoridad del gobierno podía ser discutida.  La solución fue disponer que la “voz” oficial expresara al conjunto disonante de las facciones en pugna. Así se designó a Pazos Silva redactor de los días martes y a Bernardo de Monteagudo, representante de una tendencia opuesta,  redactor de los días viernes.

 La gaceta de Buenos Aires se transformó en el curioso caso de un periódico que terminó polemizando consigo mismo. Sirvió de tribuna simultánea a una tendencia casi jacobina respecto a la independencia y de otra más conservadora respecto a los vínculos con la metrópoli. Prolongó su doble personalidad hasta el año 1812 en que cada uno de sus redactores fundó su propio periódico. “El Censor” fue la continuación de la gaceta de los martes y el “Mártir o Libre”  profundizó la línea de los viernes.

Nacido para sostener las acciones de los nuevos gobiernos pero a su vez condicionado por la dinámica de la política y de la guerra, este periódico modeló al resto de la prensa local que no abandonó su carácter faccioso hasta bien entrado el siglo XIX.

Su trayectoria revela el sinuoso y contradictorio camino que siguió la independencia de las Provincias Unidas. Tal vez por ello y lejos de esa versión historiográfica que ha sostenido el carácter unívoco y lineal de la gesta de Mayo, a solo dos años de aquel pronunciamiento Bernardo de Monteagudo escribía “¿qué diferencia hay entre el asesino de la Patria y el mártir de la libertad, si ambos respiran el mismo aire y habitan un solo domicilio?…nada importará que el guerrero pelee como ciudadano, y el ciudadano obre como héroe, si los funcionarios públicos sancionan los criminales con su tolerancia, y proscriben la virtud con el olvidopueblo americano jurad por la memoria de este día no tener jamás en los labios otra expresión que la independencia o el sepulcro, la Libertad o la Muerte”.

 La pedagogía política fue sin duda un claro objetivo de la prensa de estos años, por eso la guerra por la Independencia de América también se libró a través de las palabras.



(*) Historiadora, decana de la facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Comahue.
29/07/2016

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