La comisión de mujeres del Instituto Patria, rindió ayer homenaje a las Madres Azucena Villaflor de Vincenti, Esther Careaga y Mary Bianco, en el Solar de la Memoria de la Iglesia de la Santa Cruz, del barrio de San Cristóbal en Buenos Aires.

En el lugar se colocó una ofrenda floral, en recordación de esas valientes mujeres, que por amor salieron a buscar a sus hijos e hijas, enfrentando a la dictadura más sangrienta de la historia Argentina.

A pesar del secuestro y desaparición de las primeras Madres, sus compañeras volvieron a la Plaza de Mayo una y otra vez, por más de dos mil jueves, durante 40 años, por cada uno de los 30 mil, luchando contra la Impunidad en la búsqueda de Memoria, Verdad y Justicia.

Judith Said de la comisión agradeció la presencia de los asistentes al lugar donde están sembradas las cenizas de Mari, Esther y Azucena.

Teresa Parodi, Marian Farías Gomez, referentes de movimientos sociales y políticos, el padre Bernardo, símbolo de lucha y solidaridad, las senadora Elena Corregido y María Highonet fueron algunos de los que dijeron presente para homenajear a las valientes Madres, que salieron a buscar a sus hijos, enfrentando a la dictadura.

Con mucha emoción Farías Gómez leyó el poema Madres de Plaza de Mayo de Antonio Gala

Viki Montenegro, nieta restituida e integrante de la comisión leyó el poema Abril 30 de Eduardo Galeano que refiere a los hechos que se sucedieron en 1977.

A continuación Mabel Careaga, hija de Esther Ballestrino de Careaga, destacó la importancia de que el homenaje a estas mujeres se realice en este lugar. Saludó especialmente la recuperación de la identidad del nieto 122.

Teresa Parodi ofreció su poesía y compartió su hermoso canto de los desaparecidos, que aún caminan contigo, que aún caminan conmigo los compañeros nuestros, nuestros seres queridos.

La madre de Plaza de Mayo Nair Amuedo dirigió unas palabras recordando a Azucena y cómo las convocó a marchar y luchar.

El 8 de diciembre de 1977, represores de la Armada entre los que se encontraba el represor Alfredo Astiz, secuestró a siete personas que se reunían habitualmente en la Iglesia de la Santa Cruz, entre ellas parte de las referentes iniciales de Madres, familiares y militantes de derechos humanos, cuando preparaban una solicitada con la lista con los nombres de los detenidos-desaparecidos durante los primeros dos años de la dictadura.

Entre las madres se contaba María Esther de Careaga, quien había ingresado al grupo cuando secuestraron a su hija, Ana María, pero tras su liberación siguió participando de las reuniones. Además fueron secuestrados Mary Bianco, Alice Domon, Angela Auad, Patricia Oviedo, Raquel Bulit y Gabriel Horane, mientras que por la mañana había sido secuestrado Remo Berardo y por la tarde, Julio Fondovila junto con Horacio Elbert.

La solicitada fue publicada en el diario La Nación el 10 de diciembre de 1977 y ese mismo día el plan represivo se completó con los secuestros de la monja francesa Leonie Duquet y de la fundadora de Madres de Plaza de Mayo, Azucena De Vincenti.

Los 12 secuestrados, nombrados por los represores como el "grupo de la Iglesia de la Santa Cruz", fueron trasladados al centro clandestino de detención, torturas y exterminio de la ESMA, torturados y arrojados vivos al mar, que tiempo después devolvió cinco cuerpos, posteriormente sepultados como NN en el cementerio de General Lavalle.

Esos restos fueron identificados y recuperados en el 2005 por el Equipo Argentino de Antropología Forense y pertenecían a las monjas francesas Alice Domon y Léonie Duquet y las Madres de Plaza de Mayo Azucena Villaflor, Esther Careaga y María Bianco.