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Argentina
24/08/2016

Máximo Kirchner: “hay que buscar los puntos de acuerdo”

Máximo Kirchner: “hay que buscar los puntos de acuerdo” | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

En el Encuentro del Proyecto Nacional y Popular para la construcción de un Frente Ciudadano, realizado días atrás en La Plata, el diputado nacional del Frente para la Victoria Máximo Kirchner convocó a buscar "los puntos de acuerdo" entre los distintos sectores y trabajar muy fuerte en "la construcción política de una visión común de país".

Del encuentro, realizado en la Facultad de Ciencias Exactas de esa ciudad, participaron 40 agrupaciones platenses y más de un millar de personas y se escucharon los discursos del intendente de Ensenada, Mario Secco, y la concejal local Florencia Saintout, entre otros. 

Por su interés, reproducimos completas las reflexiones del diputado nacional y dirigente de La Cámpora. 

“La Plata es una ciudad que tiene que ver con muchas cosas que ocurrieron en la Argentina. Nací aquí en febrero de 1977, y si hago las cuentas para atrás, me da mayo o junio de 1976, más o menos. Siempre me hice una pregunta, y siempre encontré la respuesta: el amor vence al odio. Si hubo una ciudad castigada por el genocidio, por la represión, por la desaparición, fue la ciudad de La Plata. Y pensé que había llevado, en medio del miedo y del terror, a querer la vida, a seguir.

“A diferencia de tantos compañeros que hay acá, yo tuve la suerte de criarme y crecer con mis padres. Es una gran diferencia. Y allí está uno de los mayores orgullos que puedo tener: la política de derechos humanos que se implementó desde mayo de 2003 no solo fue la decisión política de un gobierno, sino que ese gobierno pudo hacerlo porque la llama de esa lucha la mantuvieron encendida muchos: Madres, Abuelas, Familiares, Hijos, compañeros de los padre desaparecidos que se encargaron de contarles a esos chicos cómo eran sus padres. Un compromiso que sólo se puede hacer desde la militancia, desde el saber qué está en juego.

“Nosotros siempre vemos en esa generación, y elogiamos en ella, la solidaridad, la entrega y hasta la capacidad de despojarse de la propia vida en pos de un proyecto para todos.

Este es el desafío que tenemos de aquí en adelante: si a esa generación que recordamos todos los días la tenemos presente por esa entrega, nosotros tenemos que ser capaces, para lo que viene, porque lo necesita la gente, el ciudadano, el pueblo, de despojarnos de nuestro egos individuales para construir y forjar en la patria una unidad conducente. Una unidad que no se base ni se piense solo en una victoria electoral. Porque así como las victorias no son permanentes, las derrotas tampoco lo son. Lo que es permanente es la construcción política y la visión de un país que viene del fondo de la historia. Si nosotros pudimos caminar es porque muchos caminaron antes. Nuestra responsabilidad ahora es caminar para que en el futuro, muchos de los pibes que están acá, puedan caminar.

“Hay que construir. A veces uno se levanta temprano y mira los diarios y ve a un montón de dirigentes amontonados en las fotos, casi como pensionados de la política de amontonarse. Dirigentes más preocupados en diferenciarse de los doce años de los que fueron parte que de lo que le está pasando a la gente ante lo que hace el gobierno. Dirigentes más interesados en caerles bien a esos que están de paso en la Casa Rosada que acatar la responsabilidad que tienen, que es cumplir con aquello por lo que fueron votados. No estén sentados en esas bancas en nombre de la gobernabilidad. Están sentados en esas bancas en nombre de un proyecto político que ahora parecen desconocer u olvidar, alejándose, piensan, de un espacio, cuando en realidad de lo que se están alejando es de la gente.

“Nosotros, en ese sentido, elegimos otro camino. Ese camino tiene sus consecuencias. Muchos dirigentes tienen miedo de los carpetazos judiciales. Y me llama la atención que le tengan más miedo a los carpetazos judiciales que a la condena de sus propios compañeros en los sindicatos, que a la condena de sus propios compañeros en las universidades, que a la condena de sus propios vecinos en los barrios.

“No se puede hacer política, no se puede aspirar a cambiar las cosas de esa manera. En estos siete meses, a aquellos que todavía el anterior gobierno no había llegado, a los que se llegaba con políticas muy particulares como la AUH u otras, o aquellos que estaban en los límites, cuáles pueden ser las consecuencias que están sufriendo hoy con los planes económicos que se están implementando desde este gobierno. Planes económicos que no tienen nada que envidiarle a los de la dictadura.

“Cuando uno ve las noticias, no deja de darle bronca. Parecería que, si algunos compañeros protestaran, pusieran en riesgo la vida de un presidente. A nosotros nos cortaron más de 100 días las rutas los mismos que hoy se quejan de que un grupo de vecinos le quieran comunicar al presidente lo mal que la están pasando. Hay que escuchar a la gente, no hay que agredirse. No puede ser que desde los medios de comunicación se festejen los escraches a Axel Kicillof arriba de un barco y se enojen por un par de vecinos con cartelitos. Fomentaron constantemente este tipo de situaciones. Le mintieron en plena campaña a la sociedad.

“El ruido que hay entre el presidente y quienes lo votaron es el contrato electoral. Dijeron que no iban a subir las tarifas, que iba a haber empleo, que no iban a perseguir a nadie. Y se cansaron de perseguir compañeros en todos los lugares, espiando twitter, facebook, redes sociales.

“Tenemos que comprender que para construir unidad hay que buscar los puntos de acuerdo. Muchos de esos puntos de acuerdo son los que se construyeron durante los últimos doce años. Pero también hay que reconstruir lo que se está destruyendo y construir lo que viene. Y lo que viene son ustedes. Nosotros tenemos que bancar la parada. Con la fuerza de ustedes, nosotros podemos hacer todo. Necesitamos que se movilice la gente, no en el sentido negativo, sino en el positivo, de la construcción. Nuestras movilizaciones tienen que estar llenas de alegría, de cantos, de amor. Eso los vuelve locos, porque nos quieren provocar para vernos violentos. Esto es lo que están buscando. Quieren victimizar a quienes prefirieron que cierren los números de una planilla Excell con la gente afuera a que cierren los números con la gente adentro. Y esto no es una frase hecha, es un horizonte que tenemos que volver a construir.

“Nos quieren individualizar como sociedad. Nos metieron en la cabeza que todos separados somos unos genios o grandes jugadores de fútbol o grandes periodistas, pero que todos juntos somos una mierda. Así operan en el sentido común. En el lenguaje también está la trampa. Cuando nos hablan asociando constantemente la palabra “público” a la palabra “gasto”, como si pagarles a los médicos no fuera una inversión, como si comprar un tomógrafo no fuera una inversión, o levantar viviendas o construir rutas. Cuando nos hablan asociando siempre la palabra “privado” a la palabra “inversión”. Este tipo de situaciones que vemos a diario terminan decantando en eso que fue el 22 de noviembre. En una derrota que Néstor tildaría de “dos puntitos, nomás”, pero que fue una derrota. Y las derrotas se asumen. No hay forma de transformarlas en victoria si no asumimos que perdimos. Si no entendemos que lo que tenemos enfrente es, desde que volvimos a la democracia, la mayor suma del poder público y privado respondiendo al mismo eje de poder en la cabeza de la presidencia: la ciudad de Buenos Aires, la provincia de Buenos Aires y el país. La suma es inaudita: medios de comunicación, poder económico y poder político. Todo junto en contra de la gente.

“Debemos replantearnos cómo podemos hacer para volver a convencer, para volver a proponer; para entender qué puede llevar a que una sociedad vote en contra de sus propios intereses. Y no va a servir decir “yo te dije”. A nadie le guste que le digan “yo te dije”. Podemos decirlo una vez, pero después, de inmediato, hay que convocarlos. En muchas casas hay gente que tiene ganas de salir. Pero hay que ir a buscarlos. Están esperando que se los represente. Les prometieron un futuro venturoso, vivir mejor y parece que no, que no se puede hacer y que los últimos doce años fueron una mera fantasía generada vaya a saber por quién.

“Quizás una de las cosas más criticables de este gobierno es cuando hacen referencia a esa pesada herencia. No se asumen. Acá no hay pesada herencia, hay una fuerte creencia en quienes gobiernan que este es una país para unos pocos y que el resto debe cerrar la ventana, no andar descalzo y ponerse un traje térmico como si estuviera en la Base Marambio porque hay que hacer el esfuerzo.

“La tensión que todos estamos viendo en estos días es que aquella alianza que se construyó para el 22 de noviembre está virando de Cambiemos al Pro. Se va achicando. No es un país para el 51% que los votó sino para el 24% que los votó en las PASO. Y si hubiera alguna vez un crecimiento será solo para ese 24%. Se ve: la única noticia positiva de los últimos días es que se vendieron 400 tractores más que el año pasado. Más de 200 mil despidos, provincias se endeudan para mantener una política monetaria arcaica, presupuestos sub-ejecutados, falta de inversión, todo eso para vender 400 tractores más.

“Tenemos que pensar muy bien, leer muy bien y tratar de comunicarle muy bien esto a la gente. Dicen que cuando nosotros argumentamos o contamos lo que quisimos hacer lo hacemos desde la perfección. Nos pusieron en un lugar como si estuviéramos defendiendo Disneylandia. No es así. La Argentina es un país que tienen altas y grandísimas complejidades. Que necesita que se la cuide, que se la administre bien. Pero no se puede gobernar un país que no se conoce. No se pueden desconocer las asimetrías sociales, culturales y económicas que tiene nuestra patria. Muchas de ellas pudimos morigerarlas, muchas pudimos mejorarlas, pero nos quedaron deudas y cosas por hacer. Pero lo que se ve hasta acá es una política de endeudamiento. La lluvia de dólares terminó siendo ácida, corrosiva, porque es deuda y más y más deuda. Y si pueden hacer eso es porque nosotros dejamos un país desendeudado, un país que en 2003 tenía unas reservas de 7.500 millones de dólares y dos años después pagaba al FMI 9 mil millones de dólares. Un país que tiene una potencialidad única. Potencialidad que está en el campo, por supuesto, pero también en su gente.

“Y vemos que esto se destruye a lo largo de lo actuado en estos siete meses de gobierno. Siete meses donde confirmamos lo que muchos sabíamos y ellos denominaron “campaña del miedo”, diciendo que queríamos asustar a la gente, diciendo que asustarla era una manera de dominarla. No hay mejor manera de dominar a un pueblo que volverlo escéptico. Un pueblo que no cree en nada es lo más fácil de manipular, más en estos tiempos de comunicación y de monopolio de la comunicación. El problema es otro: tenemos que mirarnos a nosotros mismos, generar las condiciones objetivas necesarias de unidad no en contra de alguien sino a favor de todo lo que sabemos que se puede hacer, de lo que se hizo, de lo que nos faltaba, de que no quede ningún sueño trunco, de que no nos convenzan que mejor es irse a la casa.

“No tengamos miedo a las estigmatización o a la demonización o a la imitación. No pasa nada, no es ahí donde anida la construcción. Ni en los focus group ni en rezarle a las encuestas. Hay que animarse a construir otro camino, ese camino que pudimos caminar porque habían caminado muchos antes, y al punto de dar su vida. Nosotros tenemos que caminar para que otros caminen. Esta ciudad de La Plata es cuna de una de las mejores bandas de rock de la historia, es cuna de una movida cultural importantísima, estaba llena de vida. Esta ciudad también la pasó feo, muy feo. Esta ciudad tiene que volver a ser lo que fue: la que permitió no solo que vuelva Perón, sino, lo que era más importante, la que permitió que miles de jóvenes volvieran a creer en su país. Esta ciudad tiene que volver a ser y entrar en ebullición con todos sus trabajadores y todos sus estudiantes para construir un sentido para poder forjar la unidad en toda la patria. Una ciudad en la que todavía corre por sus calles todo el dolor, una ciudad que sumó jóvenes de las barriadas, de las universidades y también de las familias más acomodadas que se entregaron a la militancia. Creo que la clave es esa. La respuesta está ahí. No caer en las provocaciones.

“El sujeto que tenemos que construir no puede basarse sólo en un apellido o un nombre, aunque en política sea muchas veces lo que catalice el voto. Tenemos que construir un sujeto colectivo, aunque muchos digan que somos anacrónicos, que eso ya pasó, aunque nos inviten a la frustración, al arrepentimiento. Hay muchos dirigentes políticos que vienen a invitarnos a arrepentirnos, a que no perdamos, a que escondamos las fotos de Evo, de Chávez, de Néstor y de Cristina. Y nosotros tenemos el ejemplo de las Madres y las Abuelas que levantaron las fotos de sus hijos y los buscaron sin pensar en una victoria electoral sino en la construcción de un país mejor.

Tenemos una oportunidad única para construir con amor. Enfrente tenemos un modelo económico del cual conocemos sus consecuencias, pero que también aspira a quebrarnos el ánimo, el alma. A la salida de esto hay dos autos: la autocompasión y la autoestima. Nosotros tenemos que elegir la autoestima. No tenemos que martillarnos los dedos. Hicimos mucho, nos faltó hacer, acertamos y nos equivocamos. Pero no dejemos que nos quiebren la autoestima. Tenemos que acompañar, tenemos que estar ahí, tenemos que levantarnos en la responsabilidad que cada uno tiene. Y aunque vengan degollando, no aflojemos ni abajo del agua. Hay que dar la pelea con amor, sin caer en ninguna provocación.

“Vamos a generar la transformación. La política no es sólo administrar la realidad sino, fundamentalmente, transformarla todos los días. No pierdan los sueños, ustedes tienen toda la fuerza. Vayan a buscar a los que faltan que la victoria no es una cuestión de un día sino que se construye minuto a minuto”.

29/07/2016

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