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Río Negro
08/10/2017

Arroyo Ventana resurge del agua

Arroyo Ventana resurge del agua | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Hoy será un día de fiesta para ese pequeño poblado de la provincia. Arroyo Ventana prácticamente desapareció del mapa hace un poco más de tres años. Una terrible inundación lo destruyó casi todo. Afortunadamente no hubo víctimas. Con ayuda del gobierno provincial, la solidaridad de vecinos de Sierra Grande y la fortaleza de sus 80 vecinos, hoy comienzan a mudarse a un nuevo emplazamiento

Arroyo Ventana es una pequeña localidad de Río Negro ubicada a unos 65 kilómetros al oeste de Sierra Grande en medio de la meseta rionegrina. Al lugar se llega por una ruta provincial de tierra y piedras que lleva el número 5.

En los primeros minutos del 8 de abril de 2014, los vecinos de Arroyo Ventana comenzaron a escuchar el ruido que provocaban las aguas del arroyito bajando de lo alto de la meseta de Somuncura y pensaron que se trataba de una crecida más, sin imaginarse que a los pocos instantes todo sería caos y desazón.

En pocas horas, y con una furia inusitada, el mismo arroyo que le dio su nombre al pueblo, arrasaba con todo a su paso, en una crecida como nunca se había visto antes en este pequeño poblado. De golpe, ese arroyo que en estado normal no supera los dos metros de ancho, se transformó en un inmenso río caudaloso.

Esa noche casi no hubo tiempo para nada, salvo para resguardarse de la inundación lo más rápido posible, en medio de la oscuridad total porque la correntada se había encargado de cortar el suministro eléctrico. Con tanta fuerza bajaron las aguas de la meseta que también se llevó el puente de Arroyo Verde, en el límite entre Río Negro y Chubut.

Sus habitantes quedaron al borde de la muerte y aislados del mundo por un día. Esa noche había 59 de los 80 vecinos del lugar y todos afortunadamente se salvaron, algunos porque se subieron a los techos de sus casas, otros gracias a que treparon a los árboles, algún camión, hasta una heladera fueron los lugares donde los vecinos se subieron a medida que el nivel del agua subía y subía, destruyendo todo a su paso y superando incluso la altura de un niño.

Los vecinos incluso recuerdan el caso de un poblador que tuvo que atarse la manguera a la cintura para poder rescatar a un familiar sin que la corriente se lo lleve.

Esa noche pudo haber sido trágica, y aunque sea duro contarlo, todo hacía prever que habría muchas víctimas fatales por las condiciones en que se dio todo. Pero el destino quiso que la historia fuese diferente.

Uno de los vecinos, Mario, a quien la tormenta le llevó una de las paredes de la casa en la que vivía con su familia dice que “fue un momento feo y complicado. Se nos había caído parte de la pieza, estábamos con mi señora y los tres chiquitos, cerca de las 2 de la mañana tuvimos que subirnos a una mesa, mi mujer arriba de una máquina de coser”.

“Al otro día un vecino nos alcanzó una soga para ir a un lugar más alto” relató. Mario buscó su camioneta y no la encontró porque se la había llevado el agua.

Se quedaron en el lugar y pronto estarán en su nueva vivienda en el nuevo pueblo y no se irán del pueblo. Mario dice que “acá nací y me crie, toda mi infancia la tuve acá, no me voy, es otra tranquilidad”.

Hubo cuantiosos daños materiales. El agua se llevó la escuela, el salón de Usos Múltiples que se había inaugurado una semana antes, junto con la cancha de fútbol que quedó destruida. También se dañaron seriamente muchas de las casas y el destacamento policial y se destruyó el acueducto.

Sólo se salvaron la pequeña capilla y el cementerio. La capilla está al lado de la comisión de fomento, que resistió porque es un edificio nuevo, pero los muebles y computadoras quedaron bajo agua. Al cementerio que está a un par de kilómetros, camino a Los Berros, el agua le llegó hasta la entrada y allí la corriente se desvió.

Pero mucho más allá de las pérdidas materiales, quedó flotando en el aire del pueblo esa sensación de miedo e inseguridad de cara al futuro: ¿resistiría el pueblo un nuevo embate de la naturaleza? Difícil. La pregunta era ¿qué hacer ante este dilema?

Fue inmediata la respuesta de la gente de la región, sobre todo de Sierra Grande, que demostró su solidaridad en los momentos más difíciles.

A las pocas horas del acontecimiento el gobernador Weretilneck se hizo presente en la zona para supervisar las tareas de rescate y las primeras acciones para contener a los vecinos tras la dura contingencia climática.

Poco tiempo después, en el propio poblado, ya con el arroyo en su estado normal con menos de un metro de ancho, el mandatario y su equipo se reunieron con la comunidad para comenzar a pensar en el futuro de Arroyo Ventana.

Ayuda directa y contención a los vecinos, acompañamiento a los productores, alternativas para que los chicos puedan seguir teniendo clases y todo lo que hace a la vida del pueblo se debatió y se coordinó en forma mancomunada, en conjunto, sin imposiciones.

Y allí se planteó la gran disyuntiva: reconstruir el poblado en el mismo lugar, con el peligro siempre latente de una nueva inundación, o mudarlo a una parte más alta, a varios cientos de metros del lugar original y producir un éxodo a ese lugar.

Muchos se aferraban a sus viviendas, esas en las que criaron sus familias, y no querían irse por ningún motivo. Por otro lado, estaban quienes querían saberse seguros. El gobernador dijo “vamos a hacer lo que ustedes decidan”.

No fue fácil ponerse de acuerdo, pero finalmente el pueblo, con el comisionado de Fomento a la cabeza, Carlos El Hossen, se decidió: el pueblo se haría en un lugar más seguro, a unos 400 metros por encima del original y lejos del cauce del arroyo.

Y comenzó la tarea. La provincia aportó los fondos para el inicio de unas 22 viviendas que fueron levantando los propios vecinos del lugar y personal contratado por la Comisión de Fomento.

La escuela del lugar también había quedado destruida por completo durante la inundación, quedando reducida a unas pocas ruinas que sólo mostraban desolación. Por supuesto que el agua se había llevado el mobiliario, los libros, el pizarrón y gran parte de la historia de Arroyo Ventana.

Los 15 alumnos comenzaron a recibir sus clases en el edificio de la comisión de Fomento hasta que en marzo del año pasado, a casi dos años de su destrucción, quedó inaugurada la nueva escuela, que se hizo con fondos de Nación.

A partir de ese momento esos 15 alumnos en edad escolar han podido seguir incorporando conocimientos con todas las comodidades necesarias para un buen aprendizaje.

Cuando se inauguró la escuela Weretilneck dijo “la escuela es un lugar del pueblo y siempre llegó junto con la gente; y por eso, lo primero que había que garantizar era la escuela, si queríamos que los vecinos se queden”.

Luego comentó que “cuando nos juntamos para decidir qué hacer, nos preguntamos adónde vamos y nos aconsejaron venir a la pista de aterrizaje, donde el agua nunca llega. Y acá estamos, con la escuela construida sobre la pista”.

También fue necesario reconstruir el acueducto que provee de agua a la localidad, pero además quedó destruido el acueducto que transporta el agua a Sierra Grande que también fue reconstruido con una inversión superior a los 55 millones de pesos.

En la reconstrucción todos tienen participación y hacen aportes. Las primeras ayudas vinieron a los vecinos de Sierra Grande que hicieron un aporte solidario, luego se sumó todo lo hecho por el gobierno provincial y el nacional que construyó la escuela 141.

Lo que quedó del viejo pueblo quedará como una especie de museo. Las tierras serán destinadas a zona de chacras para sembrar y criar animales. En la actualidad viven 60 personas, otros vecinos tuvieron que irse del pueblo porque perdieron sus pertenencias y están esperando el nuevo pueblo para retomar sus días en el lugar.

“La gente está muy animada con el nuevo lugar, se asustó mucho con lo que pasó y estamos dispuestos para irnos al nuevo emplazamiento”, señaló El Hossen. Ya hoy un grupo de esas familias ocuparán sus nuevas casas.

Pero además este domingo se inaugurará el nuevo salón de Usos Múltiples, y el nuevo estadio de fútbol. También el proyecto contempla el nuevo emplazamiento incluye el Destacamento Policial, Centro de Salud y la sede de la Comisión de Fomento.

En Arroyo Ventana no hubo cenizas, por el contrario, hubo lodo y agua. El espíritu de esas 80 personas, su propia historia, sus ganas de seguir haciendo patria, se encargó de que el poblado resurgiera.

Arroyo Ventana comenzó a resurgir la noche misma de la inundación, con la valentía de sus vecinos que a oscuras se ayudaban unos a otros para poder sobrevivir, y lo lograron.

Hoy es un día de fiesta para el lugar y para todos esos rionegrinos que allí nacieron o se establecieron, que la pelean todos los días, que se sobreponen a las difíciles circunstancias como aquella del 8 de abril de 2014, sin dudas la más grave que les tocó vivir, y que nunca olvidarán.

29/07/2016

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