Los obispos de la Patagonia sostuvieron en un documento emitido tras un encuentro realizado en Neuquén que “hoy no están dadas las condiciones” para la instalación de una central nuclear en Río Negro.

En el documento los prelados invocan la encíclica del papa Francisco Laudato Si, en el sentido de que  la iglesia no pretende definir las cuestiones científicas, ni sustituir a la política, pero sí invitar a un diálogo y debate honesto y trasparente, para que las necesidades particulares o las ideologías no afecten al bien común.

El documento primero reconoce los argumentos que se presentan a favor de dicha planta nuclear y enumeran la necesidad que tiene el país de más energía eléctrica, la oportunidad laboral que brindará esa planta, la urgencia de generar otros tipos de energía que no emita gases de efecto invernadero y los insumos médicos que se obtienen.

Luego manifiestan “pero al mismo tiempo tenemos que considerar también los argumentos que se presentan en contra de esta instalación como la producción de residuos radioactivos peligrosos por mucho tiempo, el costo, las consecuencias de una falla o accidente que son gravísimas e irreparables y la poca confianza en la efectividad de los controles”.

Expresan que “la Patagonia tiene un potencial natural que no puede ser puesto en peligro. Por eso nos provoca perplejidad este proyecto cuando en varios países se abandona este modo de producir energía. Son temas no resueltos y que por lo tanto merecen el compromiso de todos en un debate interdisciplinario, honesto y transparente”.

También dicen que “este emprendimiento surgió al margen del conocimiento de la mayoría de los ciudadanos. En una cuestión de tanta trascendencia ningún gobierno debe decidir cerrándose en un círculo restringido”.

Finalmente expresan su postura que sintetizan diciendo que “consideramos que hoy no están dadas las condiciones para realizar este emprendimiento. Es imprescindible que en todo emprendimiento en la Patagonia, actual o futuro, se tenga en cuenta la protección de los habitantes y el cuidado de la casa común.

Suscribieron el texto Virginio Bressanelli, obispo emérito y administrador diocesano de Neuquén; Fernando Croxatto, obispo electo de Neuquén; Marcelo Cuenca, obispo de Alto Valle del Río Negro; Juan José Chaparro, obispo de San Carlos de Bariloche; Miguel Ángel D’Annibale, obispo de Río Gallegos; Joaquín Gimeno Lahoz, obispo de Comodoro Rivadavia; Esteban Laxague, obispo de Viedma; José Slaby, obispo de Esquel; Fernando Bargalló, obispo emérito de Merlo-Moreno; Miguel Hesayne, obispo emérito de Viedma; Marcelo Melani, obispo emérito de Neuquén; Néstor Navarro, obispo emérito de Alto Valle del Río Negro; y José Pedro Pozzi, obispo emérito de Alto Valle del Río Negro.