Neuquén
10/02/2017

Un preso de la U-11

“Sólo quiero salir vivo de la cárcel”

“Sólo quiero salir vivo de la cárcel” | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.
Mural que recuerda a César Ibazeta, asesinado en 2012 dentro de la cárcel U-11

“Siempre me amenazan, y también a mi familia”, cuenta Ramón Mansilla, detenido en el penal neuquino U-11. Dice que tiene un hermano “desaparecido” y que eso “es una tortura psicológica permanente”. A otro detenido que junto con él fueron testigos en un juicio contra policías, lo asesinaron en su celda.

Marcelo Pascuccio

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Ramón Mansilla está cumpliendo condena en la Unidad de Detención 11 (U-11) de Neuquén. Su trayectoria no está marcada tanto por la cantidad de hechos delictivos sino por la cantidad de denuncias de maltrato, vejámenes y torturas que hizo desde la cárcel. Junto a Cristian Ibazeta fue testigo clave en la causa por torturas contra 27 policías de la unidad. Ibazeta fue asesinado dentro del penal, en mayo de 2012. Mansilla teme por su vida. “No pretendo que me quieran, solo quiero que no me maten” concluye.

La persona detenida nació en Neuquén en 1980. Vivió de niño en el barrio Unión de Mayo junto a sus 6 hermanos. Su mamá es ama de casa y su papá fletero. En el 2004, con 24 de edad, fue condenado a 14 años de prisión.

En un llamativo fallo se lo encontró culpable como "coautor de robo seguido de muerte”. Sin embargo, el hombre que en el mismo juicio fue sindicado como el autor del disparo, resultó absuelto. Mansilla debería salir en 2019, por la suma de una causa por robo calificado, pero para ese esperado momento pide un deseo: “Solo quiero salir vivo de la cárcel”.

Ramón asegura nunca haberse callado las situaciones de injusticia que se viven en la unidad penitenciaria. Hizo huelga de hambre y se llegó a coser la boca para hacer sentir su queja. Por eso fue golpeado en reiteradas oportunidades y resultó víctima de vejámenes y torturas.

Según denuncia, las amenazas son una constante. “Siempre me amenazan y también a mi familia”, cuenta preocupado. Dice tener buenas notas por su conducta carcelaria pero asegura que todo esfuerzo es en vano, dado que es victima de la provocación permanente y el castigo. Reconoce que de pibe cometió errores que está pagando, pero no cree que deba pagar con sangre.

En 2010 fue testigo, junto a Cristian Ibazeta, en el juicio contra 27 policías por torturas y vejámenes. Seis policías fueron condenados. Dos años después, Ibazeta fue asesinado en su celda. Tenía 24 puñaladas. Le faltaba un mes para empezar el régimen de salidas transitorias.

A Mansilla una vez lo quisieron ahorcar, y en otro episodio le metieron tres puñaladas. Tiene quebrado el tabique y la dentadura postiza. Se fugó tres veces, y tiene razones para temer por su vida.

Va Con Firma habló con Ramón Mansilla de su situación actual.

-¿Por qué crees que se la agarran con vos?

-No sé. Lo cierto es que el ensañamiento es tal, que tuve que fugarme. Y eso me jugó en contra. Además, de esta forma, quién puede garantizar que uno no salga con resentimiento en vez de salir listo y preparado para la reinserción en la sociedad. Quizá esperan que cuando uno salga vuelva a caer.

-¿Qué tenés pensado para cuando salgas?

-Solo quiero salir vivo de la cárcel. Lo mejor es salir y disfrutar la familia. Recuperar la juventud perdida y seguir estudiando. Acá parece que no les gusta que estudies o escuches programas de radio culturales. Parece que acá adentro se vive en dictadura. Parece que la democracia no llegó a la U-11.

-¿Como tratan a tus visitas?

-No tengo visitas de familiares casi porque están todos amenazados. Y yo no quiero que se les complique por culpa mía. De hecho tengo un hermano, Rubén, que no sé nada de él hace rato. Estoy preocupado, espero que no le hayan hecho nada. Saber que los amenazan y que uno de mis hermanos está desaparecido, es una tortura psicológica permanente.

-No parecen quedar muchas formas de reclamar que terminen con la violencia institucional.

-No pretendo que me quieran, solo quiero que no me maten. Que el Estado me proteja. Hay guardias violentos, que tienen denuncias en su contra, que no pretendo que los dejen sin trabajo pero que los deriven a otra actividad. Qué trabajen de otra cosa. A los pibes hay que enseñarles cómo volver (a la vida en sociedad) y no generarles más resentimiento.

29/07/2016

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