El miércoles por la noche, en el epílogo de una larga y por momentos tediosa sesión (merecerá un análisis de esta columna el ineficaz método empleado en la Legislatura para el ingreso y lectura de los expedientes), el bloque del oficialismo habilitó el debate sobre los sucesos ocurridos en el edificio del ministerio de Trabajo, Seguridad y ambiente, en el que el trabajador Luis Bastidas resultó herido en el tórax con un disparo de arma de fuego por parte de un efectivo de la policía provincial.

Los proyectos ingresados eran tres: Dos de los bloques de izquierda y uno del MPN. Los dos primeros condenaban la represión de la protesta social y exigían la renuncia del ministro Jorge Lara y del jefe de Policía, Raúl Liria. El del bloque del Movimiento Popular Neuquino sólo condenaba “todo tipo de violencia”, provenga de donde provenga.

La disposición de la primeria minoría de tratar el tema “en caliente”, a horas del episodio represivo, mereció el reconocimiento de varios bloques de la oposición, mal acostumbrados a la cerrazón oficial. Ese fue el único acuerdo, de todos modos.

Lo que sucedió después fue el primer ensayo de lo que sería luego la posición oficial del Poder Ejecutivo. Básicamente, para ellos se trató de una “tragedia” en la que por equivocación, cuatro agentes de la policía no siguieron el protocolo de actuación y uno de ellos disparó con su arma reglamentaria y que ese hecho, por sí mismo, no alcanza para enlodar a toda un fuerza que se encuentra realizando grandes esfuerzos por mejorar la calidad de sus cuadros.

Cada diputado, de un lado y otro del debate, inició su participación expresando su solidaridad con “la” o “las” víctimas. Mario Pilatti, como de costumbre, llevó la voz cantante del bloque que preside y dejó en claro que “lo más importante es que no tenemos que lamentar la pérdida de una vida”.

De inmediato describió que su propuesta expresaba el“repudio a todo hecho de violencia física o verbal o cualquier herramienta a través de cualquier medio, que atente contra la vida, la seguridad y la dignidad de los ciudadanos y con las instituciones de la democracia”.

En un segundo artículo, recién el proyecto se ocupaba de los hechos de ese día y también repudiaba “los hechos ocurridos en las dependencias del ministerio de Seguridad, Trabajo y Ambiente, en el que fue herido de bala el trabajador Luis Bastidas”.

Por último, solicitaba “el requerimiento de un rápido esclarecimiento de los hechos y la necesidad de que se imparta justicia” y declaraba“su solidaridad con todos los afectados y sus familias” y, para que quede claro el lugar desde el cual opinaba el MPN, se declaraba el “rechazo a todo acto de intimidación que atente contra el pluralismo”, en obvia alusión a las consecuencias violentas de la protesta social.

“Nos genera un gran dolor la posibilidad muy cierta, a esta altura, que haya sido una bala policial la que hirió a Bastidas”, dijo Pilatti.

Aclaró, sin embargo, y luego que varios diputados se lo hicieran notar, que “de ninguna manera” les “parece lo mismo la violencia de un lado y del otro, sobre todo luego de discutir tantos años sobre el terrorismo de Estado”.

Luego atacó la cuestión de fondo y que se convertiría en el eje del discurso oficial. “Es de una miopía mayúscula sentir que este es un problema de un partido en el gobierno, este es un problema que tenemos como sociedad. Verdaderamente, que la bala salga de la policía, de una persona que la democracia arma para proteger a los ciudadanos, es algo que nos degrada como sociedad y nos degrada como democracia, por lo que todos debemos estar preocupados y creo que es una miopía muy grande pasarle factura a una gestión de gobierno.Me parece muy bajo hablar de que esto fue una manifestación de la fuerza policial, esto fue el disparo que salió de un arma de un policía. Realmente todos queremos tener la mejor Policía y esto nos preocupa, pero hay seis mil agentes de policía y tenemos un sistema de formación y la provincia ha hecho un esfuerzo en la formación de los cuadros”, señaló.

Pilatti aprovechó también para festejar la actitud del gobernador Omar Gutiérrez, que visitó a los dos heridos, tanto al trabajador de UPCN Luis Bastidas, como al cabo 1º Omar Bravo, internado en el Policlínico Neuquén con graves lesiones en uno de sus ojos.

La misma observación realizó, en el colmo de la docilidad el diputado Claudio Domínguez, quien rescató “el lado humano del gobernador (sic)” dando por sentado que tendría otros, ante la sorpresa generalizada de la platea.

El sentido descriptivo de esta columna no busca un análisis crítico único de la posición del poder del Estado. Más se inclina por demostrar que los discursos oficiales tienen un sentido organizado.

El gobierno decidió construir cuatro culpables ubicados en el eslabón más débil de la cadena de mandos, antes que preguntarse en forma honesta qué políticas implementar para depurar una fuerza que se muestra corrupta y violenta desde sus mandos más altos.

Nada que indique un camino que permita vislumbrar soluciones de fondo a una violencia que se anticipa creciente y sobre la que habrá que prestar severa atención.