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20/03/2018

La corrupción macrista

La corrupción macrista | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Resulta llamativo que haya una mirada selectiva para evaluar con distinta vara y según su procedencia política las transgresiones de unos y otros. Hagamos votos para que la indiferencia o la complicidad de un sector del electorado no sea la base de legitimidad de los vicios y el libertinaje gubernamental.

Osvaldo Pellin

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En enero de este año apareció el libro de Julián Maradeo e Ignacio Damiani titulado “Radiografía de la corrupción PRO”. En él se recogen los hechos más notorios de la corrupción macrista desde su instalación en el gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos AIres hasta algunos hechos que apenas han sido difundidos por un sector de la prensa no cooptado por el oficialismo, desde que Macri asumió la presidencia de la Nación.

La primera impresión es la existencia de un elevado número de hechos sospechosamente delictivos cometidos desde el poder político amparados en una férrea impunidad con un cerco mediático y judicial nunca visto. Al cabo uno se pregunta, cómo es posible que la visualización de estos hechos, tan manifiestos, puedan encubrirse mediante el fraudulento mecanismo de difundir simultáneamente hechos que se atribuyen al gobierno anterior.

Si bien toda corrupción merece una vez probada, sanción, resulta llamativo  que haya una mirada selectiva para evaluar con distinta vara y según su procedencia política las transgresiones de unos y otros. Por lo pronto según la investigación de Julián Maradeo e Ignacio Damiani las sospechas que pesan sobre la administración M son de una magnitud exponencialmente mayor que cualquier otra atribuida a gobiernos anteriores. A esa característica hay que sumarle la complicidad de jueces carentes de toda imparcialidad, lo que da lugar a inferir una impunidad entre los macristas de verdadero escándalo.

Además, con operaciones muy bien urdidas han logrado clavar, retrospectivamente, la sospecha de corrupción en las acciones del gobierno K demostrando que lo que se busca antes que hacer justicia es una estigmatización descalificadora con indudable rédito político. Cabe preguntarse por qué la primera, aunque poco verosímil, está tan presente en la memoria de un gran sector del electorado y la segunda, cual elefante que pasa frente a nuestras narices sin que lo veamos, no termina de ser percibida.

Alguien podrá decir que la ceguera es selectiva a favor del macrismo a pesar de que abarca a más protagonistas, se incurre en maniobras fácilmente detectables y compromete al erario público con una magnitud muchísimo mayor que lo que pudiera haber hecho la administración anterior en doce años de gobierno. ¿A quién beneficia la doble vara? ¿Es entonces la deshonestidad con los recursos públicos lo que preocupa o simplemente se absuelve al amigo?

El sesgo ideológico es la mejor explicación que encuentro. El gorilismo cívico militar anti peronista goza de buena salud y está lejos de padecer una enfermedad terminal. Al contrario, cobra vitalidad cuando asoman los gobiernos populares a los que corre por derecha con conceptos tales como institucionalidad vulnerada, republicanismo ausente y finalmente corrupción.

Otra explicación podría ser que los votantes PRO de clase media, proyectan su propia complicidad transgresora bajo la sombra protectora del mismísimo gobierno. Al respecto, se ha hablado de vuelco fascista de esa misma clase por sus predilecciones racistas, por la defensa por el gatillo fácil y su negacionismo ante los crímenes de la última dictadura y los propios atribuidos a las fuerzas de seguridad que administran.

Un gobierno corrupto como el de Macri, liberador de obligaciones impositivas, liberal y corporativo hasta la obscenidad en la adjudicación de obras públicas, complaciente con el delito de cuello blanco, alienta el libertinaje cívico y torna maleable las obligaciones que antes podrían aparecer como amparadas por una autoridad institucional que debía ser acatada.

¿Podrá el ciudadano argentino que adhiere a Cambiemos salir de esta tan patética como pétrea convicción, inculcada por los medios de prensa tendiente a afirmarse en la anti política y ratificarse por un Poder Judicial al servicio del oficialismo con claras violaciones al Estado de Derecho?

¿Nos manejamos con los hechos según los podemos conocer y construimos a partir de ellos un pensamiento lógico que nos permita estar más cerca de la verdad? ¿O nos dejaremos llevar por los intentos de colonizar nuestras cabezas por parte de la derecha, porque nos sentimos aliados del poder que desplazó al movimiento nacional y popular?

Queda claro que al menos la corrupción M es de las más dañinas que se han visto en nuestra historia. Hagamos votos para que la indiferencia o la complicidad de un sector del electorado no sea la base de su legitimidad.

29/07/2016

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